De asesinatos literarios

De asesinatos literarios. Contra una hoja en blanco, no queda más que escribir.

Siendo los escritores seres humanos, no están exentos de temores [ni de tendencias homicidas]

El otro día estuve sentado, observando una hoja de papel, tratando de tomar valor para escribir algo en ella. Una letra-palabra-idea-cuento/novela. En ese orden. Sin embargo, por un instante me paralicé -y que terrible sensación aquella- fui desarmado por la hoja. Me sentí desnudo con dedos índices señalándome por doquier como en un escenario teatral con uno que otro tomate golpeándome el cuerpo. No existe nada más atemorizante para un escritor [o en dado caso para un preso, un loco o un árbol] que enfrentarse a una hoja en blanco. Punto. Una hoja en blanco, analizándola fríamente no es una simple hoja en blanco. Se metamorfosea. Muta. Se convierte en un ente que observa retador y un tanto risueño y burlón, mientras lo miras perdido, tronándote los dedos o encendiendo cigarrillos continuamente, perdiendo el aliento, rascándote la cabeza o silbando alguna melodía de algún film en blanco y negro. Te hace flaquear tratando de hilar dos o tres palabras que juntas conformen una frase decente para comenzar el trazo. Ya ni se diga de crear un buen párrafo y mucho menos un buen cuento.

Se retoma la compostura y se recobra el aliento conforme las ideas se van articulando. El trazo fluye y para la hoja ha llegado el turno de sufrir. Los dedos índices comienzan a retraerse, el escenario se desvanece y los tomatazos van disminuyendo. La mirada retadora va siendo tapada por las letras y la sonrisita burlona va da desapareciendo lentamente... La hoja en blanco va dejando de ser una hoja en blanco y pasa por el dolorosísimos proceso de convertirse en un albergue definitivo de letras. Es en este preciso momento en que el escritor se ha convertido en asesino…

Habrá que esperar a que las hojas se revelen y conformen una legislación para evitar que los escritores queden impunes dedicándose a la vagancia y al asesinato. Pero mientras eso sucede, puedo vivir libremente con tendencias homicidas de aspecto literario…

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